Trincheras

Situada junto a la ermita de la que toma el nombre, y a 533 metros de altitud, la posición constituyó un destacado enclave geoestratégico en la conformación del frente aragonés, siendo escenario de algunas de las páginas más duras del conflicto, desde el inicio de la guerra y hasta el avance franquista en marzo de 1938. 
 
El trabajo de rehabilitación de esta trinchera se centró en la recuperación del pozo-observatorio construido con materiales pétreos del terreno, y en la excavación de un asentamiento defensivo con todos los elementos que le son comunes: ramales de comunicación, pozos sencillo y doble de tirador, asentamientos de lanzagranadas y ametralladora ligera, así como abrigo ligero que servía para el mando y el posible almacenaje de municiones, armas y demás instrumentos necesarios para el uso de los soldados y defensa de las fortificaciones.